Mientras estuve embarazada fui heredera de la cuna que ha estado presente generación tras generación en mi familia. Tener la cuna era algo muy especial para mi pues había sido diseñada por mi abuelito materno al que yo quise muchísimo y hasta el día de hoy hay días que lo extraño y desearía tenerlo junto a mi para escuchar sus consejos.
Sabía que durante el primer mes tendríamos la cuna en nuestro cuarto. Además, no habíamos comprado ningún monitor así que no podíamos dejar solito al bebé en su cuarto y con la cesárea iba a ser imposible estarme trasladando de una estancia a otra.
Hasta antes del nacimiento de mi bebé jamás me había parecido mal que los niños durmieran en sus cuartos, era de aquellas que defendían la "vida de pareja", pero mi mundo cambió completamente cuando Luis Lorenzo llegó a mi vida. No sé cómo describirlo pero creo que una forma sería decir que yo también nací junto con él.
La primera semana para mí fue dificilísima, tuve la fortuna de contar con el apoyo de mi pareja, mi mamá se quedó en la casa para ayudarme y mi suegra se ofreció a cocinar hasta para nosotros el mes completo para no tener que preocuparme por la comida. Para la segunda semana ya las cosas iban fluyendo mucho mejor, le dije a mi mamá que ya podía hacerme cargo del bebé yo sola -¡las ojeras que traía ella me daban tanta pena! Creo que nunca le podré agradecer lo suficiente todo su apoyo- pero aún así, hubieron días en los que me daban las 11 de la noche y seguía yo con la pijama puesta y apenas había comido algo en todo el día. Es fuerte ser madre primeriza.
Fue durante el primer mes que me dediqué en las madrugadas a leer obsesionada todo artículo, blog y foro que me encontraba en la red acerca del sueño de los niños, la lactancia materna y temas relacionados. Pensaba que necesariamente al mes mi hijo dormiría la noche de corrido, como algunas amigas conocidas me habían dicho pero pasaban los días y aún no veía claro con la regulación de su sueño. En una de esas madrugadas me encontré con un método que ya conocía porque lo había escuchado de tías, abuelas y "mamás con experiencia", incluso alguna vez me dijeron "deja que llore su sueño, no le pasa nada" pero escuchar a mi bebé llorar, desde el primer día, no estuvo dentro de la lista de cosas que quería hacer. Lo peor fue encontrar opiniones encontradas, entre alabanzas al método Estivill -por fin pude ponerle un nombre a esa práctica- y otras que explicaban las consecuencias de llevar a cabo ese maltrato infantil. No, decidí que yo iría contracorriente y contra todas las enseñanzas antiguas y retrógradas. Total, criar con amor y respeto a mi hijo no sería peor que usar la famosa "nalgada correctiva", además ¡no es normal que una mamá no atienda el llanto de su bebé después de esperarlo con tantas ansias y emoción durante nueve meses!
Hacia el segundo mes mi pareja ya me empezaba a preguntar cuándo pasaríamos al bebé a su cuarto. Sé que no le molestaba su presencia y entiendo que mucho de lo que a veces pregunta o cuestiona sobre la crianza de nuestro hijo es resultado de todos los años de historias que escuchamos llenas de adultocentrismo, yo también pensaba de esa forma pero es una lástima que los hombres no puedan experimentar como nosotras esa revolución que hay en nuestro cuerpo al convertirnos en mamás. En fin, ya habíamos comprado el monitor pero yo no estaba preparada aún para dejarlo solito, quería tenerlo junto a mi más tiempo. Cuando se dormía lo pasaba a su cuna pero todas las mañanas, sin falta y para mi sorpresa -porque el cansancio extremo provocaba que no recordara nada de la madrugada anterior- despertaba con el bebé dormido en mi pecho.
Cuando cumplió los tres meses decidí que era momento de pasarlo a su cuarto, instalé el monitor y fue más fácil de lo que pensaba, aunque me levantaba por lo menos tres veces durante la madrugada para atender su llanto y amanecíamos acurrucados los dos en la hamaca de su cuarto. Sin embargo, cierta rutina comenzaba a aparecer: cerca de las 9:30pm le daba chuchú -en Mérida, Yucatán, nuestro vocabulario cotidiano está lleno de palabras mayas. En este caso "chuchú" significa seno, pecho, teta o como prefieran llamarle- y entonces mi pareja lo terminaba de adormecer, de hecho el bebé no podía dormirse conmigo, quería ese momento junto a su papá y era de lo más tierno verlos, a las 10pm ya estaba dormido y su primer despertar era a las 2am ¡tenía cuatro horas seguidas para descansar, qué maravilla!.
Sin embargo, para su cuarto mes llegaron parientes de mi pareja de visita para las festividades navideñas y uno de sus primos se quedó con nosotros. Nuestra casa no es muy grande así que esta vez pasamos la cuna de viaje a nuestro cuarto y ahí cambió todo. No sé si fueron las fiestas o el regreso a nuestro cuarto o qué sé yo que empezamos el año nuevo y mi bebé simplemente tuvo como propósito no querer dormirse solo nunca más. Intentamos hacer lo mismo que antes sin resultados, ni siquiera quería dormirse a la misma hora, le entraba al sueño hasta las 12 am y yo no podía darme el lujo de estar trasnochada, yendo y viniendo de su cuarto al mío, tenía que ir a trabajar y necesitaba dormir así que decidí colechar 24/7, si mi bebé me lo pedía y era feliz así ¿por qué negárselo? Sé que no será así toda la vida, sé que él solito cuando esté preparado pedirá su espacio pero ahora nos necesita y nos lo hace saber.
Actualmente llevo seis meses de colecho, mi esposo adora hacerlo, se ha convertido en un defensor y apasionado de la crianza respetuosa como yo y no niego que hay días en los que mi espalda está insoportable pero ver en medio de nosotros a nuestro bebé, que nos regale todas sus sonrisas, que aplauda cuando le canto "buenos días dijo el sol" no tiene precio.
No sé por qué se niegan esta experiencia algunas mujeres, por qué no se permiten escuchar sus instintos y disfrutar de este momento con su bebé que se irá volando más rápido de lo que piensan. Acurrucarlos, apapacharlos, amarlos a plenitud sin horarios, sin llantos, sin reglas, #desmontandoaEstivill. Simplemente, celebrar el Día Mundial del Sueño Feliz todos los días.
Día Mundial del Sueño Feliz - 29 de junio - Desmontando a Estivill
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