Basándome en mi propia experiencia como hija de alguien al que considero un extraordinario padre y ahora como madre de un hijo que tiene como papá al que considero un extraordinario hombre, he podido concluir algunas cosas:
1. La presencia es primordial. ¿A quién no le ha pasado que ya que le compra un juguete nada barato a su hijo, éste termina jugando con la caja de cartón? Con los niños poco cuenta si gastaste tres o tres mil pesos. Para ellos el mayor regalo es el tiempo que les dedicas, es el tenerte junto a ellos, muchas veces ni siquiera necesitas salir sino simplemente estar ahí acurrucados todos juntos en la cama para quedarte con un recuerdo inolvidable (uno de mis recuerdos más felices de mi infancia es la noche en que mi papá preparó helado de coco y nos pusimos todos a ver King Kong)
2. Saber escuchar. Leía en un blog acerca de la escucha activa, el darle la oportunidad a nuestros hijos de expresarse, de comunicarse, de profundizar y construir una relación gracias al intercambio de palabras, de pensamientos y creencias. Y saber escuchar también va de la mano con el saber tolerar y respetar a los demás.
3. Ser tolerante. No sólo asentir la cabeza y mirar a otro lado, darte la oportunidad de ver el mundo a través de los ojos del otro. Aceptar que no todo será siempre de la manera que a ti te guste y que no porque cedas de vez en cuando es el fin del mundo o la batalla está perdida.
4. Ser respetuoso con las necesidades del otro. Entender el momento por el que atraviesa tu hijo o tu pareja, comprender sus etapas, sus capacidades y sus limitantes en determinado momento. Para mi, tener a un hombre que ha sabido ser un gran apoyo en mis momentos más complicados como mamá y como mujer es algo que no tiene precio.
6. Ser ejemplo. Bien dicen que la palabra educa pero el ejemplo arrastra. Y aunque cada quien tiene en sus manos la decisión de tomar lo bueno y dejar lo malo con lo que crecimos, mucho ayuda tener bases positivas sobre las cuales guiarte en tu vida futura. ¿Con qué nos quedamos nosotros? ¿Con qué se quedarán nuestros hijos?
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